sábado, 5 de septiembre de 2009

Imágenes femeninas en veinte segundos

Hubo épocas en que avezadas expertas en mirar entre bambalinas, leer entre líneas y mantener los ojos bien abiertos a la TV, llegaron a la conclusión más evidente: los anuncios infravaloraban a la mujer y la reducían a la señora de, la experta en lavados muy blancos, planchados con la raya perfecta, en ser "florero de", azafata y, en la TV de Berlusconi, las tan queridas presidenciales llamadas "velinas".
¿Y qué ocurre hoy? Aquellas voces tan observadoras aún no se han manifestado sobre el bombardeo publicitario con mujeres en estados diversos. Los veinte segundos de muchos anuncios nos las presentan casi siempre con problemas corporales: alteraciones de la regularidad intestinal, hemorroides diversas, ausencias de orgasmos sin lubricantes, grajeas para todos los gustos, irregularidades por todos los poros, problemas con la figura ideal, irritaciones cutáneas u oftalmológicas.
La sucesión de segundos televisivos son una concatenación de estas realidades. No parece que a los hombres les afecten. Deben ser intimidades publicitarias hechas por hombres y sus diversas especies. Una vez consumidas las tres horas y media diarias de discurso pasivo, algo debe quedar en el mundo subliminal del personal. O quizá no. En este caso, lo mejor sería crear otro anuncio con este problema. Pero, por favor, que la protagonista vuelva a ser otra mujer.

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